El rostro suele centralizar la mayor parte de tu rutina de belleza. Pero el cuello y el escote requieren los mismos cuidados específicos: limpiar, tonificar, exfoliar, hidratar y proteger de las radiaciones del sol.
Pero, ¿qué ocurre con la piel del cuello? Es una zona que suele revelar la edad de manera llamativa. Si bien el rostro puede parecer más terso y luminoso gracias a la estética y la medicina estética, el cuello, si no lo cuidamos, revela los signos de envejecimiento sin posibilidad de disimular.
La piel del cuello, aunque no lo creamos, es más fina y su estructura es más frágil y esto provoca que sea una zona más vulnerable a factores que favorecen el envejecimiento prematuro.
Los principales signos de esta falta de cuidados específicos son la flacidez, las arrugas y la grasa que se acumula dando lugar al llamado doble mentón también llamado comúnmente papada.
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